¿Hay que desear que le vaya bien a Obama?
Barak Hussein Obama asumió el pasado martes la presidencia de los Estados Unidos. Todos los medios informativos ya sea escritos, radiales o televisivos, siguieron la transmisión en forma por demás minuciosa con corresponsales en Washington DC, y el mensaje que transmitieron fue uniforme: un hecho histórico; gran expectativa por los cambios que se avecinan; un hombre de “color” que transmite mesura y firmeza; un gran estadista que viene de abajo y conoce la pobreza, etc, etc.
Y como colorario a tamaño despliegue oratorio la frase “ojalá que le vaya bien”, incitando entre los lectores y oyentes el deseo de buenaventura de nuestra querida potencia occidental y cristiana, ya que “si a ellos les va bien, a todos nos va a ir bien”. Es tan así?
Dejemos por un momento el pesimismo de lado y reflexionemos acerca de cuales aspectos quisiéramos que a ellos les vaya bien:
. Si Obama quisiera terminar con el bloqueo a Cuba, eliminar las leyes Torricelli, Helms-Burton y la ley de ajuste cubano, ojalá que le vaya bien.
. Si estuviera en sus planes liberar a los cinco patriotas cubanos encarcelados desde hace más de 10 años por realizar tareas de contraespionaje dentro de la mafia cubano-americana para evitar atentados terroristas contra la isla, ojalá que le vaya bien.
. Si propusiera el retiro inmediato de las tropas israelíes de los territorios ocupados y la conformación del Estado de Palestina, ojalá que le vaya bien.
. Si decretara el retiro inmediato de las tropas en Irak y Afganistán y el cierre de la prisión en Guantánamo, ojalá que le vaya bien.
. Si decidiera en nombre de la libre determinación de los pueblos a elegir sus gobiernos, dejar de inmiscuirse en la política interna de Venezuela, Ecuador y Bolivia, ojalá que le vaya bien.
. Si dispusiera el salvataje a los deudores hipotecarios norteamericanos que van camino a perder sus viviendas y el juicio y posterior encarcelamiento de los políticos, banqueros y jueces que llevaron adelante esta política usurera, ojalá que le vaya bien.
. Si firmare el protocolo de Kyoto y se comprometiera a una drástica disminución de emisiones de dióxido de carbono, metano y azufre, reconvirtiendo las industrias que pudren las aguas y envenenan el aire, ojalá que le vaya bien.
. Si dispusiera el inmediato desbaratamiento del plan Colombia, y de las incursiones en la triple frontera (Paraguay-Brasil-Argentina) buscando terroristas donde no hay, propiciando que los pueblos vendan sus productos agroalimentarios a un precio justo y no tengan que recurrir a plantar coca que procesada industrialmente es consumida mayoritariamente en Estados unidos, ojalá que le vaya bien.
. Si decidirá encarcelar (o en su defecto deportar a Cuba o Venezuela) a Luis Posada Carriles, autor en 1976 del atentado al avión de Cubana en Barbados que le costó la vida a 73 personas, ojalá que le vaya bien.
Ficción y realidad
Pero nada de esto parece estar en la plataforma de Obama ni en sus intenciones políticas mediatas e inmediatas.
Para empezar, en su discurso inaugural agradeció “al presidente Bush su servicio a nuestra nación”. ¿Se refiere a la bancarrota económica en que quedó sumergida la primera potencia imperial o a la desastrosa política internacional cuyo broche de oro fue la Cumbre de Países de América Latina y el Caribe, con la presencia de Cuba y la exclusión de Canadá y… Estados Unidos?
En el cuarto párrafo de su alocución remarcó que “nuestra nación está en guerra frente a una red de gran alcance de violencia y odio”. Excepto Estados Unidos ¿hay algún otro país que exprese en grado tan elevado el odio hacia todo aquel pueblo o gobierno que no acepte de rodillas las políticas imperiales?
Y siguió dando cátedra de su vocación democrática al afirmar que “recuerden que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y al comunismo no solo con misiles y tanques, sino con solidas alianzas y firmes convicciones”. ¿Habrá pensando quizás en Henry Kissinger y su plan Cóndor que le costó la vida a decenas de miles de latinoamericanos que rechazaban la injerencia norteamericana en el continente y su política expoliadora? ¿O en las solidas alianzas con las que llevaron adelante esa política los asesinos Videla (Argentina), Banzer (Bolivia), Stroessner (Paraguay) , Pinochet (Chile) y Pacheco (Uruguay)?
Más adelante expuso con claridad conceptual su pensamiento del ecosistema: “Con viejos amigos y antiguos contrincantes trabajaremos sin descanso para reducir la amenaza nuclear y hacer retroceder el fantasma de un planeta que se calienta. No vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida, ni vamos a vacilar en su defensa, y para aquellos que pretenden lograr sus fines mediante el fomento del terror y de las matanzas de inocentes, les decimos desde ahora que nuestro espíritu es más fuerte y no se lo puede romper. No pueden perdurar más que nosotros y los venceremos”. Cualquier mortal sabe que el estilo de vida “americano” (como les gusta decir a ellos) es el combustible ideal del calentamiento global. ¿Dónde está la defensa del medioambiente?
También se refirió a “aquellos que se aferran al poder mediante el engaño, la corrupción y la represión de la disidencia, tienen que saber que están en el lugar equivocado de la historia; pero les tenderemos una mano si están dispuestos a abrir el puño”. En forma elíptica hablaba de los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Por todo lo expuesto, después de leer el discurso de Obama, deseo … que no le vaya bien!
6 comentarios
SARCO -
Te invito a que refutes esta nota...claro, con más nivel de argumentación. Por favor!
Tata -
orlando -
habla de trono, y que the los hermanos castro, los cuales ni fueron elegidos y el segundo ha tomado el poder por herencia.
Carlo -
Los países pobres deben buscar sus propias alianzas, pactos y estrategias, sin Obama, si esperan mucho de él, se defraudarán.
alfredo viña -
SARCO -