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THE OMAR HERALD

América Latina

El primer golpe de Estado de Obama

 

Por Eva Golinger (*)

 

[Nota: En estos momentos son las 11 y cuarto de la mañana, hora de Caracas. Manuel Zelaya, presidente de Honduras, está hablando en directo en TeleSur desde San José (Costa Rica). Ha confirmado que esta madrugada unos soldados irrumpieron abriendo fuego en su residencia y lo amenazaron de muerte, a él y a su familia, si se oponía al golpe de Estado. Se vio obligado a acompañar a los soldados, que lo transportaron a la base aérea, desde donde voló a Costa Rica. Ha solicitado que el gobierno de Estados Unidos emita un comunicado en el que condene el golpe, pues lo contrario significaría su aquiescencia.]

Caracas (Venezuela).- El mensaje de texto que sonó en mi teléfono móvil esta mañana decía así: “Alerta, Zelaya ha sido secuestrado, golpe de Estado en marcha en Honduras. Difúndelo.” Ha sido un duro despertar en un domingo por la mañana, sobre todo para los millones de hondureños que se estaban preparando para ejercer por primera vez su sagrado derecho al voto en un referéndum consultivo sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución. Supuestamente, la disputa se centra en el referéndum convocado para hoy, que no es vinculante, sino sólo una encuesta de opinión para determinar si una mayoría de hondureños desean, o no, que se inicie un proceso para modificar su Constitución.

Una iniciativa de este tipo nunca había tenido lugar en esta nación centroamericana, cuya constitución es tan limitada que sólo permite una mínima participación del pueblo hondureño en sus procesos políticos. Dicha constitución, redactada en 1982, en el momento álgido de la guerra sucia del gobierno de Reagan en Centroamérica, fue diseñada para instituir que quienes detentaban el poder tanto económico como político pudiesen mantenerlo con las mínimas interferencias del pueblo. Zelaya, elegido en noviembre de 2005 por la plataforma del Partido Liberal de Honduras, había propuesto la encuesta de opinión para determinar si la mayoría de los ciudadanos estaban de acuerdo en que era necesaria una reforma constitucional. Su propuesta fue apoyada por la mayoría de los sindicatos y movimientos sociales del país. De haber tenido lugar, y dependiendo de los resultados, se habría organizado un referéndum durante las próximas elecciones de noviembre para votar sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente, pero la encuesta prevista para hoy no era vinculante de acuerdo con la ley.

De hecho, varios días antes de que tuviera lugar, la Corte Suprema de Honduras la declaró ilegal a petición del Congreso. Es de señalar que ambos, Congreso y Corte Suprema, están controlados por mayorías contrarias a Zelaya y por miembros del ultraconservador Partido Nacional de Honduras (PNH). La ilegalización dio lugar a manifestaciones masivas favorables al presidente Zelaya. El 24 de junio, el presidente destituyó al jefe del alto mando militar, el general Romeo Vásquez, después de que éste se negase a permitir que los militares distribuyesen el material electoral para la consulta de hoy. El general Vásquez mantuvo el material bajo estricto control militar y se negó a distribuirlo, incluso a los seguidores del presidente, con la excusa de que la Corte Suprema había declarado ilegal la consulta prevista y, por lo tanto, no podía obedecer la orden presidencial. Al igual que sucede en Estados Unidos, el presidente de Honduras es el Comandante en Jefe y tiene la última palabra en cualquier acción militar, por lo que ordenó la destitución del general. Ángel Edmundo Orellana, ministro de Defensa, también dimitió como respuesta a esta situación cada vez más tensa.

Pero al día siguiente la Corte Suprema de Honduras restituyó en sus funciones al general Vásquez, tras declarar “inconstitucional” su destitución. Miles de hondureños se echaron a las calles de Tegucigalpa, la capital del país, en apoyo al presidente Zelaya, como muestra de su determinación de asegurar que la consulta no vinculante tuviera lugar. El viernes pasado, el presidente y un grupo de centenares de seguidores, marcharon a la cercana base aérea para recuperar el material electoral previamente secuestrado por los militares. Aquella noche, Zelaya celebró una conferencia de prensa nacional junto a un grupo de políticos de diferentes partidos y movimientos sociales, en la que hizo un llamamiento a la paz y a la unidad en el país.

Ayer sábado se informó que la situación en Honduras era tranquila. Sin embargo, en la madrugada de hoy domingo un grupo de aproximadamente sesenta militares armados asaltaron la residencia presidencial y tomaron como rehén a Zelaya. Tras varias horas de confusión, empezaron a filtrarse informaciones según las cuales el presidente había sido transportado a la cercana base aérea y llevado a la vecina Costa Rica. Hasta el momento no existen imágenes del presidente y se desconoce si su vida está en peligro.

Sobre las 10 de la mañana, hora de Caracas, Xiomara Castro de Zelaya, la esposa del presidente, denunció en directo en TeleSur que en la madrugada del domingo los soldados irrumpieron en su residencia disparando, golpearon al presidente y lo secuestraron. “Fue un acto cobarde”, dijo la primera dama refiriéndose al secuestro, que tuvo lugar a una hora en la que nadie pudo reaccionar. Castro de Zelaya hizo también un llamamiento para que mantuvieran con vida a su marido e indicó que incluso ella desconoce su paradero. Añadió que sus vidas siguen estando en “grave peligro” y pidió que la comunidad internacional denunciase este golpe de Estado y actuase con rapidez para reinstaurar el orden constitucional del país, lo cual incluye el rescate y regreso del democráticamente elegido Zelaya.

Evo Morales y Hugo Chávez, presidentes de Bolivia y Venuela, han realizado declaraciones públicas la mañana de hoy domingo, en las cuales condenan el golpe de Estado en Honduras y han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que reaccione, se restaure la democracia y el presidente constitucional regrese a su puesto. El miércoles pasado, 24 de junio, tuvo lugar en Venezuela un encuentro extraordinario de los países miembros del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), de la que forma parte Honduras, con el fin de dar la bienvenida a la organización a Ecuador, Antigua, Barbados, San Vicente y las Granadinas. Durante el encuentro, al que asistió Patricia Rodas, ministra de Exteriores de Honduras, se leyó una declaración de apoyo al presidente Zelaya en la que se condenaba cualquier intento socavar su mandato y los procesos democráticos de Honduras.

Informes provenientes de Honduras establecen que el Canal 8 de la televisión pública ha sido tomado por las fuerzas golpistas. Hace pocos minutos TeleSur anunció que los militares hondureños están cortando la electricidad del país. Según ha informado la ministra Rodas en TeleSur: “Las comunicaciones telefónicas y la electricidad están cortadas. Las televisiones emiten dibujos animados y telenovelas y no informan al pueblo de Honduras de lo que está sucediendo.” La situación es muy parecida a la del golpe de Estado de abril de 2002 contra el presidente Chávez en Venezuela, cuando los medios jugaron un papel clave, en primer lugar manipulando la información como apoyo al golpe y, con posterioridad, eliminando cualquier información una vez que el pueblo empezó a manifestarse y terminó por derrotar a las fuerzas golpistas rescatando a Chávez, que también fue secuestrado por los militares, y restaurando el orden constitucional.

Honduras es una nación que ha sido víctima el siglo pasado de dictaduras y múltiples intervenciones de Estados Unidos, entre ellas varias invasiones militares. La última intervención importante del gobierno estadounidense en Honduras tuvo lugar durante los años ochenta, cuando el gobierno de Reagan financió escuadrones de la muerte y paramilitares con el fin de eliminar cualquier “amenaza comunista” en Centroamérica. En aquel momento, John Negroponte era el embajador estadounidense ante el gobierno de Honduras y fue el responsable directo de la financiación y entrenamiento de los escuadrones de la muerte hondureños que asesinaron e hicieron desaparecer a miles de ciudadanos en la región.

El viernes pasado, la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó una reunión extraordinaria con el fin de discutir la situación en Honduras. Con posterioridad emitió un comunicado en el que condenó las amenazas a la democracia y autorizó el viaje a Honduras de un grupo de representantes de la OEA. No obstante, el viernes, Philip J. Crowley, secretario de Estado adjunto estadounidense, se negó a definir la posición del gobierno estadounidense con respecto al posible golpe de Estado contra el presidente Zelaya y, en su lugar, emitió una ambigua declaración de la que se desprendía que Washington apoyaba a la oposición al presidente Zelaya. Mientras que la mayoría de los gobiernos latinoamericanos declararon sin ningún género de duda su más rotunda condena de los planes golpistas de Honduras y su inquebrantable apoyo al presidente constitucionalmente elegido, el portavoz estadounidense afirmó: “Nos preocupa la ruptura del diálogo político entre los políticos hondureños sobre la consulta constitucional del 28 de junio. Instamos a las partes a que busquen una solución democráticamente consensuada al actual callejón sin salida político, que sea conforme a la constitución y a las leyes hondureñas acordes con los principios de la Carta Democrática Interamericana.”

Hoy domingo, a las diez y media de la mañana, Washington todavía no ha emitido ninguna declaración relativa al golpe de Estado en Honduras. La nación centroamericana es muy dependiente de la economía estadounidense, que le asegura una de las principales fuentes de ingresos, las transferencias de dinero que envían los hondureños que trabajan en Estados Unidos bajo el programa de “estatuto temporal protegido”, instaurado durante la guerra sucia de Washington en la década de los ochenta a causa de la enorme inmigración a territorio estadounidense para escapar de la zona de guerra. Otra fuente importante de ingresos de Honduras es USAID, que aporta más de 50 millones de dólares anuales para programas de “promoción de la democracia”, los cuales habitualmente dan apoyo a las ONG y a los partidos políticos favorables a los intereses de Estados Unidos, como ha sido el caso en Venezuela, Bolivia y otras naciones de la región. El Pentágono también mantiene la base militar de Soto Cano en Honduras, con aproximadamente quinientos soldados y numerosos aviones y helicópteros de combate.

Patricia Rodas, ministra de Exteriores, ha dicho que ha intentado repetidamente ponerse en contacto con Hugo Llorens, embajador de Estados Unidos en Honduras, el cual hasta el momento no ha respondido a ninguna de sus llamadas. El modus operandi del golpe de Estado deja bien claro que Washington está implicado. Ni el ejército hondureño, cuya mayoría ha sido entrenada por las fuerzas estadounidenses, ni las elites políticas y económicas del país derrocarían a un presidente democráticamente elegido sin el apoyo y respaldo de Washington. Las fuerzas conservadoras de Honduras han sometido al presidente Zelaya a ataques cada vez más frecuentes por su creciente relación con los países del ALBA, en particular con Venezuela y el presidente Chávez. Muchos están convencidos de que este golpe pretende asegurar que Honduras no seguirá acercándose a los países más izquierdistas y socialistas de América Latina.

 

 

(*) Tomado de Rebelión.org - Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Paloma Valverde y Manuel Talens

 

La hora de la verdad: Obama en la Cumbre de las Américas en Trinidad-Tobago

La hora de la verdad: Obama en la Cumbre de las Américas en Trinidad-Tobago

 

Por Atilio Borón (*)

La inminente cumbre de las Américas pondrá a prueba la seriedad de las palabras pronunciadas por Joseph Biden en la “Cumbre del progresismo” que tuvo lugar en Viña del Mar a finales de Marzo. En esa oportunidad el vicepresidente de Estados Unidos dijo que “se acabó la época en que dábamos órdenes”. Lo curioso es que pese a tan promisorias palabras Biden fue muy enfático al afirmar que continuaría el bloqueo contra Cuba, ya próximo a cumplir medio siglo de vida. ¿Cómo conciliar ambas expresiones? La Casa Blanca dice por medio de su calificado vocero que desea instalar en la región un clima de diálogo, respeto y comprensión; pero, simultáneamente, revela que no está dispuesta a poner fin a un bloqueo criminal e ilegal que ha concitado el repudio universal desde hace décadas. ¿Cuál de estas dos afirmaciones representa la política de Barack Obama hacia nuestra región?

Con su enigmática declaración Biden fortalece la impresión de que más allá de sus encendidas promesas de campaña, sintetizadas en la fórmula “somos el cambio”, la administración Obama no parece demasiado preocupada por diferenciarse de su predecesor. Las grandes orientaciones de la política exterior de George W. Bush gozan de muy buena salud en dos áreas estratégicas de la Casa Blanca: guerra y economía. En la primera, habiendo no solo ratificado en su cargo al halcón Robert Gates como Secretario de Defensa sino también reforzando la presencia militar estadounidense en Afganistán y Pakistán mientras que el prolongado estacionamiento de sus tropas en Irak parece destinada a convertir a ese sufrido país en un eterno enclave neocolonial norteamericano. En lo tocante a la economía, el equipo de asesores y expertos seleccionado por Obama reúne a los cerebros que concibieron y llevaron a la práctica la radical desregulación del sistema financiero de los años noventas causante del fenomenal estallido de la burbuja especulativa en el verano boreal del 2008. Lo que se sabe de gentes como Robert Rubin, Lawrence Summers, Timothy Geithner y Paul Volcker es que los caracteriza una inconmovible fidelidad al neoliberalismo y a los intereses que éste representa: el capital financiero y los gigantescos oligopolios norteamericanos. Su presencia en la nueva administración de los demócratas pone de manifiesto su pertinaz empeño por restaurar la situación existente con antelación al estallido de la crisis, aplicando la misma medicina que ocasionara la debacle actual. Había otros economistas que, desde una perspectiva crítica y a la vez realista, podrían haber asesorado mucho mejor a Obama: mencionemos apenas dos, Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008, y Joseph Stiglitz, que obtuvo ese mismo lauro en el 2001. Pero Obama prefirió depositar su confianza en los gastados gurúes del neoliberalismo, con lo que se esfuman las esperanzas de una salida razonablemente civilizada de la crisis actual. El show mediático montado días atrás por el G-20 en Londres no permite pensar en otra cosa.

Bajo estas condiciones las declaraciones del nuevo gobierno estadounidense en el sentido de flexibilizar algunas restricciones en materia de viajes y visitas de familiares a Cuba merecen un aplauso, pero el mantenimiento del bloqueo económico a Cuba es absolutamente inaceptable y debe ser condenado sin atenuantes. Esto señala inequívocamente la magnitud del hiato que separa al Obama de la campaña electoral del Obama ocupante de la Casa Blanca. Agregaríamos: también del abismo que separa las ilusiones de los cultores de la “obamamanía” en muchos países de la región y fuera de ella, principalmente en Europa, de las políticas que aquél está llevando a cabo en su inescapable condición de jefe del imperio. Sus promesas de revisar la política anti-cubana que los sucesivos gobiernos de la Casa Blanca instalaron desde los inicios mismos de la Revolución parecen destinadas a ser llevadas por el viento. Hasta ahora, lo que se advierten son gestos dirigidos a maquillar el bloqueo pero nada más. Un bloqueo que, conviene recordarlo, es económico, comercial, financiero, migratorio (por la canallesca “Ley de Ajuste Cubano”) e informático, impidiendo a la isla acceder a bandas de Internet de alta velocidad.

El terco mantenimiento de esta situación es un síntoma revelador de sorprendentes patologías políticas que entorpecerán la gestión innovadora que debería tener un presidente estadounidense enfrentado a una crisis como la actual. ¿Cuáles patologías? Veamos: en primer lugar, la de una superpotencia imperialista que en lugar de definir su política exterior en función de sus intereses nacionales y criterios globales mantiene una agresiva política hacia un país, Cuba, que de manera alguna amenaza su seguridad nacional. El resultado ha sido la profundización del descrédito de Estados Unidos en la arena internacional, la irritación de los gobiernos y las poblaciones del hemisferio y una sensible pérdida de influencia en la región, puesta en evidencia por el espectacular fracaso del ALCA, ignominiosamente sepultado en la anterior cumbre de presidentes reunida en Mar del Plata en 2005. ¿Cuál fue el pecado de Cuba? Algo imperdonable para los amos del imperio: haber luchado exitosamente por su autodeterminación y por su dignidad, desembarazándose de las cadenas que la aherrojaron primero al colonialismo español y luego al imperialismo norteamericano. Por eso se la castiga brutalmente, como un escarmiento ante su osadía y como una lección para quienes sueñen con imitarla. Pero el tiempo se encargó de demostrar que lo único que logró esa política fue alimentar el sentimiento anti-imperialista de las masas y crear las condiciones para el advenimiento de una pléyade de gobiernos de izquierda y centroizquierda que, por distintas razones, frustraron el “sueño americano” de una América Latina sometida a los designios del ALCA.

En segundo lugar, Estados Unidos se presenta como un curioso país que, por lo dicho más arriba, no tiene una sino dos políticas exteriores: una, para Cuba y otra para el resto del mundo. En materia migratoria, la “Ley de Ajuste Cubano” otorga la green card a cualquier ciudadano cubano que pise suelo norteamericano; para el resto del mundo, en cambio, existen complicadísimos trámites de inmigración. El migrante haitiano, o dominicano, que arriesga su vida atravesando el Caribe en frágiles embarcaciones será hecho prisionero y luego devuelto a su país de origen en caso de ser atrapado; el cubano, en cambio, una vez que pisa suelo estadounidense automáticamente pasa a disfrutar de todas las franquicias que se conceden a los inmigrantes legales. En el caso de la frontera sur de Estados Unidos la persecución a los indocumentados mexicanos o centroamericanos es implacable: no sólo se ha erigido un infame muro en la frontera mexicano-estadounidense; también están la cacería de “la migra” y las masacres de los vigilantes de la frontera, todo lo cual contrasta odiosamente con el trato privilegiado que se otorga a los inmigrantes cubanos. Otro ejemplo de patología política: el Departamento de Estado condena incansablemente al régimen de partido único de Cuba, denuncia los supuestos déficits de su “calidad institucional” y proclama abiertamente la necesidad de producir un “cambio de régimen”, eufemismo para referirse a la concreción de la contrarrevolución. Pero esta política, con su definición de principios, contrasta llamativamente con las fraternales relaciones que Washington cultiva con Arabia Saudita, país en el cual los partidos políticos están prohibidos, el despotismo monárquico es absoluto y la democracia una quimera; contrasta también con las intensas relaciones económicas forjadas con países como China y Vietnam cuyos sistemas de partidos son muy similares al que existe en Cuba. ¿Cuál es la razón de tamaña discriminación, de esta colosal inconsistencia de la política exterior norteamericana? No hay razón alguna; sólo el chantaje de un lobby mafioso ante el cual Washington se postra deshonrosamente.

Tercera patología: el bloqueo revela que Cuba ocupa un lugar especialísimo en el imaginario de la clase dominante estadounidense. Pese al tiempo transcurrido sus integrantes y sus representantes políticos no se resignan haber perdido a Cuba e insisten en recuperarla, en apropiarse de ella apelando a cualquier recurso. Cuba es su enfermiza obsesión, la sienten como un trofeo de guerra –de una guerra donde los patriotas cubanos habían derrotado al poder colonial español y que luego Estados Unidos con sucias artimañas les arrebató la victoria- y en pos de ella son capaces de cualquier cosa. Casi medio siglo de bloqueo es un fenómeno que no tiene parangón en la historia del imperialismo. Imperios anteriores, desde Esparta y Roma hasta hoy, sitiaron por un tiempo algunas ciudades. Pero sostener un bloqueo integral como el que padece Cuba es algo que no tiene precedente alguno en la historia de la humanidad. Constituye una monstruosidad, una verdadera aberración y una imperdonable inmoralidad. El mantenimiento de una política que ha fracasado ostensiblemente, que ha terminado por aislar a Estados Unidos, sólo puede comprenderse como una señal de la decadencia de la clase política norteamericana. Con la inminente reapertura de las relaciones diplomáticas con Costa Rica y El Salvador, Estados Unidos será el único país del sistema interamericano que no tiene relaciones con Cuba. ¿Cómo sostener una política que no sólo ha fracasado en promover el tan anhelado “cambio de régimen” sino que, a su vez, ha convertido a Estados Unidos en una suerte de paria del sistema internacional cuando en la última votación de la Asamblea General de la ONU el bloqueo fue condenado por 185 de los 192 países miembros de la organización?

Por consiguiente, si Obama quiere dar un nuevo comienzo a la relación con América Latina y el Caribe hay un primer paso que es inevitable: debe levantar total e incondicionalmente el bloqueo e iniciar de inmediato conversaciones para normalizar la relación con La Habana. Debe reconocer que Cuba no está aislada y que quien está aislado es Estados Unidos. Con el transcurrir de los años el prestigio de Cuba se ha ido agigantando, porque siendo un país pequeño ha demostrado una notable coherencia y fortaleza en su política exterior. Cuba ayuda más que Estados Unidos a los pueblos de nuestra América y, en general, del Tercer Mundo; lo hace con sus médicos, sus alfabetizadores, sus técnicos, sus entrenadores deportivos y su amplísimo programa de cooperación científica y técnica con unos cien países. Cuba da, mientras Estados Unidos quita. Y la ejemplar resistencia de Cuba le ha granjeado el respeto de la comunidad internacional y, muy especialmente de los pueblos y gobiernos de América Latina y el Caribe, cualesquiera que sean sus orientaciones políticas. Los gobernantes que acudirán a la cita de Trinidad-Tobago no podrán profundizar las relaciones de cooperación con la Casa Blanca en materias como la migración, el narcotráfico, el terrorismo y tantas otras a menos que se remueva de raíz el obstáculo que representa el mantenimiento del bloqueo a Cuba. De lo contrario pagarían un enorme costo político y podrían ser desalojados del gobierno más pronto que tarde. Hay varios ejemplos recientes que ilustran este aserto.

Demorar el levantamiento del bloqueo sólo servirá para perjudicar al interés nacional de Estados Unidos y los de numerosos individuos y empresas de ese país, sacrificados en aras de un lobby como el que aglutina la Fundación Nacional Cubano-Americana que es una verdadera vergüenza para la política norteamericana. Esto se va tornando cada vez más obvio para una parte creciente de la dirigencia política estadounidense. La misiva que el senador Richard Lugar le enviara al Presidente Barack Obama el 30 de Marzo de este año es sumamente elocuente. En ella, el senador por Indiana dice que la política de Estados Unidos hacia Cuba ha fracasado y que, debido a ello, “nuestros intereses políticos y de seguridad más globales” están siendo socavados. Esto requiere una “transición en las relaciones cubano-estadounidenses” y el momento para la misma es ahora: durante la Cumbre de las Américas. Lugar agrega que la política seguida por la Casa Blanca contrasta estridentemente con el acrecentado relacionamiento de los países de América Latina y el Caribe con Cuba. Las recientes declaraciones anunciando planes para restablecer las relaciones diplomáticas con Costa Rica y El Salvador, la serie de visitas a La Habana por los presidentes de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile, Argentina, Brasil, Haití, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua y Honduras y varios más del área del Caribe y la incorporación de Cuba al Grupo de Río demuestran, a su juicio, la soledad en que ha caído Estados Unidos. “El embargo dispuesto sobre Cuba es asimismo fuente de controversias entre Estados Unidos y la Unión Europea, así como en las Naciones Unidas, que ha aprobado una resolución muy ampliamente refrendada por los demás países condenando el embargo de Estados Unidos durante los últimos 17 años. Para el resto del mundo”, continúa Lugar, “nuestro actual enfoque desafía toda lógica: aún durante los momentos más álgidos de la Guerra Fría, los canales diplomáticos directos con la ex Unión Soviética jamás fueron cortados.” Agregaríamos: ¿cómo es posible que Estados Unidos mantenga conversaciones con países como Irán y Corea del Norte y se niegue terminantemente a hacerlo con Cuba? ¿Cómo justificar tan enfermizo empecinamiento?

El mensaje de Lugar es suficientemente claro: en una época de crisis como esta la Casa Blanca no puede darse el lujo de seguir siendo vista con enorme recelo por pueblos y gobiernos de la región. Su credibilidad internacional como una potencia que se ha arrogado la misión de promover la paz, la libertad y la democracia se desvanece irreparablemente por su política anticubana, aparte de tantas otras. La intención de Obama de ser visto como una radical renovación de la política norteamericana quedaría como una palabrería vacía de todo contenido si su gobierno no produjese, ya mismo, una radical rectificación de su política hacia Cuba cuyo primer paso es el inmediato levantamiento del bloqueo (que en Estados Unidos prefieren denominarlo mañosamente como “embargo”, concientes del repudio universal que concita esta política). Por otra parte, no debería escapar a la atención de los estrategos norteamericanos que el imprescindible mejoramiento de las relaciones entre Estados Unidos y los países de América Latina –imprescindible, decimos, dada la inédita debilidad de la superpotencia estancada en aventuras militares sin destino en Irak y Afganistán y brutalmente golpeada por la crisis económica- se vería negativamente influenciado por el mantenimiento del bloqueo. Todos los países de la región, aún aquellos gobernados por partidos o coaliciones de derecha, se han manifestado en contra del bloqueo, y para Washington sería imposible conferirle credibilidad a su promesa de fundar un nuevo patrón de relaciones interamericanas si al mismo tiempo se preserva una retórica y una política inspiradas en el apogeo de la Guerra Fría. No sólo se perjudican los intereses económicos estadounidenses sino también se atenta contra la credibilidad global de la política exterior norteamericana.

En otras palabras, las buenas relaciones en el ámbito interamericano deberán construirse sobre la base de gestos e iniciativas concretas que demuestren la seriedad de las intenciones de la Casa Blanca, su capacidad real para producir políticas innovadoras y los alcances de su pregonado compromiso con un orden hemisférico basado en el diálogo y el respeto mutuo. Los gobiernos de América Latina y el Caribe que asistirán a la Cumbre de Trinidad-Tobago saben que sin acabar con el bloqueo el nuevo orden que Washington pretende construir será inviable, estará muerto antes de nacer. Pese a su ausencia Cuba tendrá un papel estelar en esa reunión y nuestros gobiernos deberán actuar con gran firmeza y coordinadamente para exigir el levantamiento del bloqueo; de lo contrario serán copartícipes del fracaso, pagando un alto costo en sus respectivos países. En Puerto España Obama se enfrentará a la hora de la verdad. Su conducta en ese cónclave será el test ácido que pondrá de manifiesto si está o no a la altura de los desafíos que le impone la historia. Y esto no sólo en relación a la cuestión cubana sino también ante los gravísimos retos que brotan de la crisis general del capitalismo.

 

(*) Tomado de Rebelión

 

 

Libertad a los presos paraguayos

Libertad a los presos paraguayos

Comunicado a la Opinión Pública

 

Los seis presos políticos, dirigentes campesinos paraguayos, injustamente detenidos en la cárcel de Marcos Paz, y ante la negativa del gobierno argentino de concedernos el refugio político, nos dirigimos a la opinión pública nacional e internacional para expresar lo siguiente:

1. Repudiamos la actitud hipócrita de la presidenta Cristina Kirchner, que se presenta como defensora de los derechos humanos, pero violó flagrantemente nuestros derechos manteniéndonos en prisión por más de dos años sin ninguna causa.

2. La Sra. Kirchner, al negarnos el refugio político está rompiendo la larga tradición de la Argentina, como tierra de refugio de miles de perseguidos políticos de América Latina y del mundo. Ella quedará en la historia como la responsable de quebrantar esta humanitaria tradición que la Argentina mantuvo incólume. La presidenta no solo viola nuestros derechos, sino también ultraja una limpia tradición argentina.

3. Responsabilizamos también de nuestra suerte a la Corte Suprema de Justicia del Paraguay, nefasta heredera de la dictadura de Strossner, responsable de la muerte y desaparición de miles de compatriotas, de ciudadanos argentinos, brasileños, chilenos y uruguayos a través del vergonzoso “Operativo Cóndor”.

4. En Paraguay, a pesar de la caída del partido colorado, que se mantuvo en el poder por más de 61 años y legitimó durante 35 años las atrocidades de la dictadura stronista, sigue teniendo la misma Corte Suprema de Justicia, corrupta y servil a los intereses de la mafia que sigue controlando el país.

5. Agradecemos la solidaridad de organizaciones y personalidades argentinas, que durante nuestros años de cautiverio, nos acompañaron sin abandonarnos un solo día. El gobierno argentino es indigno de pueblo humanitario y generoso que posee.

6. Por último, responsabilizamos al gobierno argentino, que deberá hacerse cargo ante organismos internacionales del daño que nos ha causado.

 

Cárcel de Marcos Paz, Argentina, 10 de octubre del 2008

Agustín Acosta, Basiliano Cardozo, Roque Rodríguez, Gustavo Lezcano, Arístides Vera y Simeón Bordón

presosparaguayos@gmail.com

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Categórico triunfo de la aspiración de cambio en Ecuador

Categórico triunfo de la aspiración de cambio en Ecuador

  

Por Eduardo Tamayo G.

El triunfo del “SI” ha sido contundente en todo el Ecuador. La votación por la nueva Constitución Política, elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente, obtiene un 63.97% con el 94,19% de los votos escrutados, mientras el “NO” se sitúa en el 28,11%, el voto nulo llega al 7.2 % y el voto en blanco al 0,72%, según informes del Tribunal Supremo Electoral. (1)

Los resultados del referéndum del pasado domingo reflejan la gran expectativa de cambio que tiene la mayoría de ecuatorianos que se ha expresado en los cuatro últimos procesos electorales. Esta aspiración de cambio también se extiende a los emigrantes que residen en Estados Unidos y Europa, que han sido golpeados por la crisis que sacude a los países centrales. “Queremos que el Ecuador cambie para poder regresar a nuestro país”, es el mensaje que enviaron los emigrantes que suman más de tres millones.

La gente votó por una democracia más participativa, quiere intervenir activa y permanentemente en la vida política, lo cual marca una diferencia cualitativa importante respecto a la democracia representativa que se instauró en 1979 y en la cual el pueblo solo concurría a las urnas para elegir a quien lo iba a explotar el próximo período.

Este lunes 29 de septiembre, el presidente Rafael Correa, en una conferencia con la prensa extranjera, señaló: “tenemos un inmenso trabajo después que se aprobó la nueva Constitución porque necesitamos en el corto plazo, tres-seis meses, preparar y tomar una serie de mecanismos para la nueva Constitución de la República, y a más de eso, tenemos otras leyes represadas a tramitarse (...) que lamentablemente no se pudieron aprobar con la Asamblea y si la mandábamos al anterior Congreso, allá las destrozaban, como la Ley de Seguridad Financiera”.

Respeto a la política interna expresó: “estamos trabajando muy duro para reconstruir todo el aparato productivo ecuatoriano, no nos engañemos, sin una base productiva sólida tampoco se puede sostener la política social, estamos tratando de reconstruir esa base productiva, en la agricultura, la industria, construir infraestructura, etc., acompañado siempre de una política social. No puede haber una política económica sin una política social como tampoco puede haber una política social sostenible sin una base política económica”.

Correa reiteró sus críticas a quienes se oponen a su política de impulsar la minería, agregando que “lamentablemente hay sectores que tienen una posición bastante infantil pero nosotros consideramos que en el tema ambiental no ha habido gobierno más verde en el Ecuador que el gobierno de la revolución ciudadana”.

Los perdedores

Los derrotados, según el sociólogo Mario Unda, son la derecha que ha quedado reducida a la ciudad de Guayaquil, los grandes medios de información que hicieron una abierta campaña por el “NO” y el voto nulo, y la jerarquía de la Iglesia Católica que encabezó la oposición desde los púlpitos agitando mentiras como aquellas de que la nueva Constitución es abortista y promueve el matrimonio homosexual. Las instrucciones de los jerarcas de la Iglesia no fueron acatadas por un pueblo mayoritariamente católico que ya no “come cuentos”. Las prédicas liberadoras del fallecido Monseñor Leónidas Proaño, el “Obispo de los Indios”, volvieron a inspirar a muchos creyentes que dieron el “SI” a la nueva Constitución.

La derecha, según Unda, ahora se atrincherará en Guayaquil donde tratará de recomponerse con el alcalde socialcristiano Jaime Nebot a la cabeza. Con el discurso de la autonomía como pretexto intentará sobre todo de desestabilizar este proceso de cambio.

Superar el neoliberalismo

Para el historiador Juan Paz y Miño, los resultados del referéndum tiene un clara tendencia anti-neoliberal pues el pueblo votó por una Constitución que proclama un modelo social y solidario en el que Estado interviene en la economía y el ser humano es el sujeto y fin, y no el mercado. De esta forma se deja atrás, el modelo de "economía social de mercado" establecido en la Constitución vigente desde 1998.

La nueva Constitución, asimismo, tiene un capítulo sobre el sistema económico que está integrado por las formas de organización pública, privada, mixta, popular y solidario, priorizando e incentivando la producción nacional. En el régimen de desarrollo se reconoce en sí como el "conjunto de los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales que garantizan la realización del buen vivir, del sumak kausay". Es decir, no prioriza el crecimiento económico como el fin para alcanzar el desarrollo, sino que considera una visión integral. Plantea, entre otros puntos, "construir un sistema económico justo, democrático, productivo, solidario y sostenible basado en la distribución igualitaria de los beneficios del desarrollo, de los medios de producción y en la generación de trabajo digno y estable." (Art. 276)

La nueva Constitución recupera el rol del Estado en la planificación participativa del desarrollo y en áreas como salud, educación, vivienda, provisión de agua, entre otros. Algunos de estos habían quedado a iniciativa del sector privado, durante los años de implementación del neoliberalismo. Ahora el Estado mantendrá el control del sector financiero y monetario, y desarrollará políticas para evitar la concentración o acaparamiento de los factores de producción. Se plantea también el desarrollo de políticas específicas para erradicar la desigualdad y discriminación hacia las mujeres, incluyendo las productoras.

Con la nueva Constitución crea sectores estratégicos en los que se reserva el derecho de "administrar, regular, controlar y gestionar" estos sectores, por su decisiva influencia económica, social, política o ambiental.

Estos son la energía en todas sus formas, las telecomunicaciones, los recursos naturales no renovables, el transporte y refinación de hidrocarburos, la biodiversidad y el patrimonio genético, el espectro radioeléctrico y el agua.

Si bien esto es fundamental, también existe preocupación pues queda una puerta abierta para una posible explotación en áreas protegidas, si así lo determina la Asamblea Nacional. El movimiento indígena planteó que se apruebe el "consentimiento previo libre e informado", como señala la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, pero la Asamblea Constituyente aprobó la tesis de la "consulta previa e informada", que ahora consta en la Constitución.

Pese a esta limitación, Humberto Cholango, dirigente indígena de ECUARUNARI, la mayor organización de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, celebró la aprobación en la Constitución de la tesis del Estado plurinacional, que “es de justicia histórica, porque desde el primer levantamiento indígena, hace 18 años, los pueblos indígenas platearon que el Ecuador debe ser declarado Estado plurinacional, obviamente no es un triunfo completo, pero esto lo dedicamos a los compañeros caídos que han derramado su sangre”, agregó Cholango.

Nueva etapa

Para Fernando López, decano de la Facultad de Comunicación Social FACSO, los resultados ha revelado un enorme vacío de dirección política de la derecha y han hecho explotar la vieja institucionalidad representada por los partidos de derecha, la jerarquía de la Iglesia, las cámaras de la producción, los grandes medios.

La nueva Constitución, según Pay y Miño, permitirá la reinstitucionalización del país permitiendo recuperar la estabilidad política (en los últimos 12 años, el Ecuador ha tenido 8 gobiernos) y jurídica.

Con este referéndum ha terminado una etapa que se inició con la segunda vuelta electoral del 2006 en la que el presidente Rafael Correa ganó ampliamente al magnate bananero Avaro Noboa. Las viejas elites que han monopolizado la economía y la política y han manejado en poder han sido derrotadas en las urnas. Ahora se abre un nuevo periodo en el que se reacomodan las fuerzas y en el que los diferentes actores deberán definir nuevas políticas y estrategias.

Con la nueva Constitución, se abre un periodo de transición institucional en el que se declara concluidos los periodos de los diputados elegidos el 15 de octubre del 2006. La Asamblea Constituyente, que elaboró la Constitución, se prorroga provisionalmente en sus funciones debiendo reunirse cinco días después de proclamados los resultados del referéndum aprobatorio para conformar una comisión legislativa y fiscalizadora que cumplirá las funciones de la Asamblea Nacional (Poder legislativo).

Entre las funciones de esta Comisión está la de elaborar varias leyes y nombrar a un Consejo Electoral Nacional Electoral y un Tribunal Contencioso Electoral, que convocarán, después de treinta días de posesionados, a nuevas elecciones para designar Presidente y Vicepresidente de la República, integrantes de la Asamblea Nacional, prefectos y viceprefectos provinciales, alcaldes municipales, entre otros. Se prevé que en enero o febrero del próximo año, se llevarán a cabo estas elecciones generales. Seguramente el Presidente Rafael Correa se postulará en estas elecciones para un segundo período presidencial que culminaría, si triunfa, el 24 de mayo del 2013.

Este será un momento de intensas luchas en la que se va a definir el carácter del gobierno: este tiene la opción de radicalizar sus posiciones como lo demanda la mayoría de ecuatorianos, descartando las presiones de la derecha que cada vez que es derrotada pide al ganador que sea democrático y dialogue para imponer sus intereses.

Nota

(1)  El triunfo incluso se extiende a la provincia del Guayas, la más poblada del país y se encuentra la más fuerte oposición, en la que se ha contabilizado el 94.34 de los votos: el “SI” obtiene el 50,84%, el “NO” el 41, 39%, los nulos el 7,08% y en blanco el 0.69%. Solamente en la ciudad de Guayaquil, el “NO”; cuando se ha escrutado el 91,86 % , obtiene 46,97 por ciento y el “SI” un 45,68 por ciento , en tanto que los votos nulos ascienden a 6,84 por ciento y el blanco al 0,51 por ciento.

 

(*) tomado de http://alainet.org/active/26613

América Latina: treinta y cinco años después de la muerte de Allende

América Latina: treinta y cinco años después de la muerte de Allende

Charlotte Bozonnet (*)

 

Este 11 de septiembre hace 35 años que Salvador Allende se daba muerte en el Palacio de la Moneda de Santiago de Chile. El golpe de Estado del general Pinochet, apoyado por Estados Unidos, ponía punto final a la experiencia de la Unidad Popular en Chile, mientras las dictaduras se instalaban por toda la región. Ahora que el continente suramericano vive profundas transformaciones, Franck Gaudichaud* explica la continuidad entre la América Latina de los años 70 y la actual.

¿De qué manera sigue presente en la actualidad la experiencia de la Unidad Popular en América Latina?

Este 11 de septiembre de 2008 no sólo señala el 35 aniversario de la muerte de Allende, sino también el centenario de su nacimiento y los 80 años del Che, asesinado hace 41 años. La trayectoria de estas dos figuras y sus opciones políticas, muy diferentes, han marcado profundamente a la izquierda latinoamericana y siguen todavía muy presentes, especialmente en cuanto a la fuerza ética y el humanismo que han transmitido sus luchas y sus trágicas muertes hasta nuestros días.

Después del período de las dictaduras y tras el neoliberalismo de los años 90, se ha establecido una nueva coyuntura política en la región: el radicalismo de las movilizaciones sociales, los debates sobre las alternativas y la elección de gobiernos nacionalistas de izquierda y centro-izquierda confieren una nueva resonancia a las experiencias chilena y cubana. Con una cuestión subyacente: ¿qué lecciones hay que extraer de esos procesos revolucionarios? En la actualidad, igual que en los años 70, la época se caracteriza por las enormes desigualdades sociales, la politización creciente de las clases populares y la oposición a Estados Unidos y a su imperialismo.

Una de las principales diferencias es el contexto mundial. Un ejemplo: en 1970, Allende estaba considerado como un «reformista» por su legalismo parlamentario y su llamada al respeto de la Constitución y el ejército. Durante los 1.000 días de la Unidad Popular, a pesar de todo, nacionalizó la mayor parte de los sectores claves de la economía chilena y expropió, sin indemnización, las grandes multinacionales estadounidenses. ¡En el contexto actual de globalización neoliberal, semejantes medidas económicas, indudablemente, serían reformas radicales!

Habla de las lecciones que hay que extraer…

A veces existe una tendencia a mitificar ese período. Ahora bien, hay que preguntarse qué pasó para que la «vía chilena al socialismo» no funcionase hasta el final y acabase con el golpe de Estado terrorista del general Pinochet y sus secuaces. Por supuesto, Estados Unidos hizo todo lo que pudo para aplastar a la Unidad Popular desde 1970, en el momento de la elección de Allende. Pero también tenemos que retomar y discutir las cuestiones de las relaciones con el ejército durante un proceso de cambio social, el fracaso anunciado de las alianzas con la burguesía «nacional» o la ausencia de transformación del aparato de Estado oligárquico. Actualmente, tanto en Ecuador como en Bolivia o Venezuela, los gobiernos elegidos intentan democratizar las instituciones con elecciones para crear las asambleas constituyentes. Seguramente es necesario ir más allá para transformar el Estado, pero es un primer paso importante.

Una problemática fundamental es la del control democrático sobre los grandes medios de producción y la participación popular en las decisiones políticas. Actualmente, se habla mucho en Venezuela del «poder popular», como fue el caso en Chile: es un aspecto que hay que fortalecer dentro del proceso bolivariano, pero con precisión y más allá de los simples discursos, apoyándose en los consejos comunales, las iniciativas de control por parte de los trabajadores, las cooperativas populares…

Por lo que se refiere al riesgo de un golpe de Estado, en Chile en el 73, como en Venezuela en 2002, se encuentran dos elementos fundamentales, pero a escalas diferentes: la implicación de Estados Unidos y el papel central de los medios de comunicación en la «fabricación de la opinión» al servicio de la oposición. En Venezuela, el golpe de Estado fracasó gracias a una formidable movilización popular que, combinada con las tensiones que existían en el ejército y dentro de las clases dominantes, hizo que el golpe de Estado fallase. En Chile, los golpistas pudieron imponer una represión masiva contra cualquier disidencia, con el apoyo incondicional de la patronal, y tomaron rápidamente control del país.

Precisamente, hablando de los riesgos de desestabilización, ¿se pueden comparar ambos períodos?

Algunos analistas de América Latina creyeron que se podía afirmar que la época de los golpes de Estado pro estadounidenses había pasado. La intentona de abril de 2002 en Venezuela demuestra lo contrario, igual que la actuación de Philip Golberg en Bolivia… ayer como hoy, están presentes los mismos ingredientes de desestabilización de las experiencias democráticas, empezando por el papel de una oligarquía local dispuesta a todo para defender sus privilegios, así como los de los capitalistas internacionales. Eso ahora pasa también por la tentación separatista: está muy claro en Bolivia, en la parte oriental del país, pero también en Ecuador (Guayaquil) e incluso en Venezuela, en el estado de Zulia, dominado por el gobernador de la oposición Manuel Rosales. Más que a un intervencionismo directo, Estados Unidos recurre a lo que los sociólogos denominan «soft power»: un poder de manipulación que pasa por el control de los medios de comunicación, las embajadas (empezando por Golberg en La Paz, experto en la materia, procedente de Kosovo) y algunas ONG supuestamente «cooperantes» (USAID, NED, fundaciones, etc). EEUU, además, tiene un Estado aliado en la región, Colombia, y acaba de reactivar la IV flota, destinada al control marítimo y fluvial de América Latina… y sobre todo de sus reservas naturales (entre ellas el petróleo descubierto recientemente en las costas del Atlántico sur).

Pero actualmente esas pretensiones hegemónicas están muy cuestionadas. En 2005, el proyecto del ALCA, la zona de libre comercio continental pretendida por Clinton y Bush, fracasó gracias a la oposición de los países de la región, incluidos gobiernos muy moderados o «social-liberales» como Brasil y Argentina. Además, Estados Unidos sigue muy movilizado en Oriente Medio, embarrancado en las guerras de Iraq y Afganistán, a la vez que se enfrenta a una enorme crisis económica. Los países latinoamericanos, al contrario, disponen de un margen de maniobra inédito gracias, especialmente, a la subida de los precios de las materias primas. Eso permitió a Argentina decir al FMI que consideraba que había terminado de reembolsar su deuda y a varios países, por iniciativa del gobierno de Chávez, anunciar la creación de un Banco del Sur capaz de competir con el Banco Mundial, o la intención de profundizar en las iniciativas en torno a una posible integración solidaria y cooperativa entre los pueblos, con el ALBA.

Pero sobre todo son las convocatorias para la construcción de alternativas al neoliberalismo y la creación de un «socialismo del siglo XXI» ecologista, feminista e internacionalista, lo que puede devolver la esperanza a las nuevas generaciones. En este sentido, creo que una de las lecciones chilenas es que un gobierno popular debe apoyarse con determinación en todas las experiencias de control por abajo, en el doble poder, en las empresas, los barrios y los servicios públicos, si quiere seguir avanzando. Hoy también se puede recuperar la idea de Marx según la cual cualquier proyecto de emancipación será necesariamente una tarea de las propias clases populares.

 

* Franck Gaudichaud es profesor de la Universidad Grenoble 3, miembro de la asociación France-Amerique latine (FAL) y miembro del colectivo de Rebelión. Ha dirigido la obra colectiva «Le Volcan latino-américain. Gauches, mouvements sociaux et néoliberalisme» Ed. Textuel, 2008. Ver: www.rebelion.org/autores.php?tipo=5&id=59&inicio=0

Charlotte Bozonnet es redactora de la edición dominical del periódico comunista francés L’Humanité.

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y la fuente.

En francés: http://www.humanite.fr/Humanite-dimanche

Reflexiones del Compañero Fidel: Salvador Allende, ejemplo que perdura

Reflexiones del Compañero Fidel: Salvador Allende, ejemplo que perdura

 

Nació hace cien años en Valparaíso, al sur de Chile, el 26 de junio de 1908. Su padre, de clase media, abogado y notario, militaba en el Partido Radical chileno. Cuando yo nací, Allende tenía 18 años. Realiza sus estudios medios en un liceo de la ciudad natal.

En sus años de estudiante preuniversitario, un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, lo pone en contacto con los libros de Marx.

Se gradúa como alumno excelente.

Le gusta el deporte y lo practica. Ingresa voluntario al servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar.

Solicita traslado al Regimiento Lanceros de Tacna, un enclave chileno en el norte seco y semidesértico posteriormente devuelto a Perú. Egresa como oficial de reserva del Ejército. Lo hace ya como hombre de ideas socialistas y marxistas. No se trataba de un joven blando y sin carácter. Era como si adivinara que un día combatiría hasta la muerte defendiendo las convicciones que ya comenzaban a gestarse en su mente.

Decide estudiar la noble carrera de Medicina en la Universidad de Chile.

Organiza un grupo de compañeros que se reúnen periódicamente para leer y discutir sobre el marxismo. Funda el Grupo Avance en 1929. Es elegido vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1930 y participa activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez.

Se había desatado ya la gran depresión económica en Estados Unidos con la crisis de la Bolsa de Valores que estalló en 1929. Cuba se adentraba en la lucha contra la tiranía machadista. Mella había sido asesinado.

Los obreros y los estudiantes cubanos se enfrentaban a la represión. Los comunistas, con Martínez Villena al frente, desataban la huelga general. “Hace falta una carga para
matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones...” ―había proclamado en vibrante poema. Guiteras, de profunda raíz antiimperialista, intenta derrocar la tiranía con las armas. Cae Machado, que no puede resistir el empuje de la nación, y surge una revolución que Estados Unidos en pocos meses, con guantes de seda y mano de hierro, aplasta, y su dominio absoluto perdura hasta 1959.

Durante ese período Salvador Allende, en un país donde la dominación imperialista se ejercía brutalmente sobre sus trabajadores, su cultura y sus riquezas naturales, lleva a cabo una lucha consecuente que nunca lo apartó de su intachable conducta revolucionaria.

En 1933 se gradúa de médico. Participa en la fundación del Partido Socialista de Chile. Es ya dirigente en 1935 de la Asociación Médica Chilena. Sufre prisión durante casi medio año. Impulsa el esfuerzo para crear el Frente Popular, y lo eligen subsecretario general del Partido Socialista en 1936.

En septiembre de 1939 asume la Cartera de Salubridad en el gobierno del Frente Popular. Publica un libro suyo sobre medicina social. Organiza la primera Exposición de la Vivienda. Participa en el año 1941 en la reunión anual de la Asociación Médica Americana en Estados Unidos. Asciende en 1942 a Secretario General del Partido Socialista de Chile. Vota en el Senado, en el año 1947, contra la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como “Ley Maldita” por su carácter represivo. Asciende en 1949 a Presidente del Colegio Médico.

En 1952 el Frente del Pueblo lo postula para Presidente. Tenía entonces 44 años. Pierde. Presenta en el Senado un proyecto de ley para la nacionalización del cobre. Viaja a Francia, Italia, Unión Soviética y la República Popular China en 1954.

Cuatro años después, en 1958, es proclamado candidato a la Presidencia de la República por el Frente de Acción Popular, constituido por la Unión Socialista Popular, el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista. Pierde la elección frente al conservador Jorge Alessandri.

Asiste en 1959 a la toma de posesión como Presidente de Venezuela de Rómulo Betancourt, considerado hasta entonces una figura revolucionaria de izquierda.

Viaja ese mismo año a La Habana y se entrevista con el Che y conmigo. Respalda en 1960 a los mineros del carbón, que paralizan su trabajo durante más de tres meses.

Denuncia junto al Che en 1961 el carácter demagógico de la Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay.

Designado de nuevo candidato a la Presidencia, es derrotado en 1964 por Eduardo Frei Montalva, demócratacristiano que contó con todos los recursos de las clases dominantes y que, según datos revelados en documentos desclasificados del Senado de Estados Unidos, recibió dinero de la CIA para apoyar su campaña.

En su gobierno, el imperialismo trató de diseñar lo que se dio en llamar la “Revolución en Libertad”, como respuesta ideológica a la Revolución Cubana. Lo que engendró fueron los fundamentos de la tiranía fascista. En esa elección, Allende obtiene, sin embargo, más de un millón de votos.

Encabeza en 1966 la delegación que asiste a la Conferencia Tricontinental de La Habana. Visita la Unión Soviética en el 50 Aniversario de la Revolución de Octubre. El año siguiente, 1968, visita la República Democrática de Corea, la República Democrática de Viet Nam, donde tiene la satisfacción de conocer y conversar con el extraordinario dirigente de ese país, Ho Chi Minh. Incluye en ese mismo recorrido a Camboya y Laos, en plena efervescencia revolucionaria.

Tras la muerte del Che, acompaña personalmente hasta Tahití a tres cubanos de la guerrilla en Bolivia, que sobrevivieron a la caída del Guerrillero Heroico y se encontraban ya en territorio chileno.

La Unidad Popular, coalición política integrada por comunistas, socialistas, radicales, MAPU, PADENA y Acción Popular Independiente, lo proclama su candidato el 22 de enero de 1970, y triunfa el 4 de septiembre en los comicios de ese año.

Es un ejemplo verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas para establecer el socialismo.

El gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon, después del triunfo electoral entra de inmediato en acción. El Comandante en Jefe del Ejército chileno, general René Schneider, es víctima de un atentado el 22 de octubre y fallece tres días después porque no se plegaba a la demanda imperialista de un golpe de Estado. Fracasa el intento de impedir la llegada de la Unidad Popular al gobierno.

Allende asume legalmente con toda dignidad el cargo de Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970. Comienza desde el gobierno su heroica batalla por los cambios, enfrentando al fascismo. Tenía ya 62 años de edad. Me cupo el honor de haber compartido con él 14 años de lucha antiimperialista desde el triunfo de la Revolución Cubana.

En las elecciones municipales de marzo del año 1971, la Unidad Popular obtiene mayoría absoluta de los votos con 50,86 por ciento. El 11 de julio el presidente Allende promulga la Ley de Nacionalización del Cobre, una idea que había propuesto al Senado 19 años antes. Fue aprobada en el Congreso por unanimidad. Nadie se atrevía a objetarla.

En 1972 denuncia en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión internacional de que es víctima su país. Es ovacionado de pie durante largos minutos. Visita ese mismo año la Unión Soviética, México, Colombia y Cuba.

En 1973, al realizarse las elecciones parlamentarias de marzo, la Unidad Popular obtiene un 45 por ciento de los votos y aumenta su representación parlamentaria.

No pueden prosperar las medidas promovidas por los yanquis en las dos Cámaras para destituir al Presidente.

El imperialismo y la derecha agudizan una lucha sin cuartel contra el gobierno de la Unidad Popular y desatan el terrorismo en el país.

Le escribí seis cartas confidenciales a mano, con letra pequeñita y una pluma de punta fina entre los años 1971 y 1973, en las que le abordaba temas de interés con la mayor discreción.

El 21 de mayo de 1971 le decía:

“...Estamos maravillados de tu extraordinario esfuerzo y tus energías sin límites para sostener y consolidar el triunfo.

“Desde aquí se puede apreciar que el poder popular gana terreno a pesar de su difícil y compleja misión.

“Las elecciones del 4 de Abril constituyeron una espléndida y alentadora victoria.

“Han sido fundamentales tu valor y decisión, tu energía mental y física para llevar adelante el proceso revolucionario.

“Seguramente les esperan a ustedes grandes y variadas dificultades a enfrentar en condiciones que no son precisamente ideales, pero una política justa, apoyada en las masas y aplicada con decisión no puede ser vencida...”

El 11 de septiembre de 1971, le escribí:

“El portador viaja para tratar contigo los detalles de la visita.

“Inicialmente, considerando un posible vuelo directo en avión de Cubana, analizamos la conveniencia de aterrizar en Arica e iniciar el recorrido por el norte. Surgen luego dos cosas nuevas: interés expresado a ti por Velazco Alvarado de un posible contacto en mi viaje hacia esa; posibilidad de contar con un avión soviético IL-62 de mayor radio. Esto último permite, si se quiere, arribar en vuelo directo a Santiago.

“Va un esquema de recorrido y actividades para que tú añadas, suprimas e introduzcas las modificaciones que estimes pertinente.

“He procurado pensar exclusivamente en lo que pueda ser de interés político sin preocuparme mucho el ritmo o la intensidad del trabajo, pero todo en absoluto queda sometido a tus criterios y consideraciones.

“Hemos disfrutado mucho los éxitos extraordinarios de tu viaje a Ecuador, Colombia y Perú. ¿Cuándo tendremos en Cuba la oportunidad de emular con ecuatorianos, colombianos y peruanos en el enorme cariño y el calor con que te recibieron?”

En aquel viaje, cuyo esquema transmití al presidente Allende, salvé milagrosamente la vida. Recorrí decenas de kilómetros ante una multitud enorme, situada a lo largo del camino. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos organizó tres acciones para asegurar mi asesinato durante ese viaje.

En una entrevista de prensa anunciada con anterioridad, había una cámara suministrada por una emisora televisiva de Venezuela equipada con armas automáticas, manejada por mercenarios cubanos que con documentos de ese país habían ingresado a Chile.

El valor les falló a los que solo tenían que apretar el gatillo durante el largo tiempo que duró la entrevista y las cámaras me enfocaron.

No querían correr el riesgo de morir. Me habían perseguido, además, por todo Chile, donde no me volvieron a tener tan cerca y vulnerable. Sólo pude conocer los detalles de la cobarde acción años más tarde. Los servicios especiales de Estados Unidos habían llegado más lejos de lo que podíamos imaginarnos.

El 4 de febrero de 1972 escribí a Salvador:

“La delegación militar fue recibida con el mayor esmero por todos aquí. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias dedicaron prácticamente todo su tiempo durante esos días a atenderla. Los encuentros fueron amistosos y humanos. El programa intenso y variado. Mi impresión es que el viaje ha sido positivo y útil, que existe la posibilidad y es conveniente seguir desarrollando estos intercambios.

“Con Ariel hablé sobre la idea de tu viaje. Comprendo perfectamente que el trabajo intenso y el tono de la contienda política las últimas semanas no te hayan permitido considerarlo para la fecha aproximada que mencionamos en esa. Es indudable que no habíamos tomado en cuenta estas eventualidades.

Por mi parte, aquel día, vísperas de mi regreso, cuando cenábamos ya de madrugada en tu casa, ante la falta de tiempo y la premura de las horas, me tranquilizaba pensar que relativamente pronto nos volveríamos a encontrar en Cuba donde íbamos a disponer la posibilidad de conversar extensamente.

Tengo, no obstante, la esperanza de que puedas tomar en consideración la visita antes de mayo. Menciono este mes, porque a más tardar, desde mediados del mismo, tengo que realizar el viaje, ya impostergable, a Argelia, Guinea, Bulgaria, otros países y la URSS. Esta amplia visita me llevará considerable tiempo.

“Te agradezco mucho las impresiones que me comunicas sobre la situación. Aquí, cada día más familiarizados, interesados y afectados emotivamente todos con el proceso chileno, seguimos con gran atención las noticias que llegan de allá. Ahora podemos comprender mejor el calor y la pasión que debió suscitar la revolución cubana en los primeros tiempos. Podría decirse que estamos viviendo nuestra propia experiencia a la inversa.

“En tu carta puedo apreciar la magnífica disposición de ánimo, serenidad y valor con que estás dispuesto a enfrentar las dificultades. Y eso es fundamental en cualquier proceso revolucionario, especialmente cuando se desarrolla en las condiciones sumamente complejas y difíciles de Chile.

Yo regresé con una extraordinaria impresión de la calidad moral, cultural y humana del Pueblo Chileno y de su notable vocación patriótica y revolucionaria. A ti te ha correspondido el singular privilegio de ser su conductor en este momento decisivo de la historia de Chile y de América, como culminación de toda una vida de lucha, como dijiste en el estadio, consagrada a la causa de la revolución y el socialismo. Ningún obstáculo puede ser invencible.

Alguien dijo que en una revolución se marcha adelante con ‘audacia, audacia y más audacia’. Yo estoy convencido de la profunda verdad que encierra este axioma.”

Le escribí de nuevo al presidente Allende el 6 de septiembre de 1972:

“Con Beatriz te mandé mensaje sobre distintos tópicos. Después que ella partió y con motivo de las noticias que estuvieron llegando la pasada semana, decidimos enviar al compañero Osmany para ratificarte nuestra disposición de colaborar en cualquier sentido, y a la vez tú puedas comunicarnos a través de él tu apreciación de la situación y tus ideas con relación al viaje proyectado a esta y otros países.

El pretexto del viaje de Osmany será inspeccionar la Embajada cubana, aunque no se le dará publicidad alguna. Queremos que su estancia en esa sea muy breve y discreta.

“Los puntos planteados por ti a través de Beatriz ya se están cumplimentando...

“Aunque comprendemos las actuales dificultades del proceso chileno, tenemos la confianza de que ustedes hallarán el modo de vencerlas.

“Puedes contar enteramente con nuestra cooperación. Recibe un saludo fraternal y revolucionario de todos nosotros.”

El 30 de junio de 1973 enviamos una invitación oficial al presidente Salvador Allende y a los partidos de la Unidad Popular a la conmemoración del 20 Aniversario del ataque al Cuartel Moncada.

En carta aparte, le digo:

“Salvador:

“Lo anterior es la invitación oficial, formal, para la conmemoración del 20 Aniversario. Lo formidable sería que tú pudieras dar un salto a Cuba para esa fecha. Puedes imaginarte lo que significaría eso de alegría, satisfacción y honor para los cubanos. Sé que eso sin embargo depende más que nada de tus trabajos y de la situación en esa. Lo dejamos por tanto a tu consideración.

“Todavía estamos bajo el impacto de la gran victoria revolucionaria del día 29 y tu brillante papel personal en los acontecimientos. Es natural que muchas dificultades y obstáculos subsistirán pero estoy seguro de que esta primera prueba exitosa les dará gran aliento y consolidará la confianza del pueblo. Internacionalmente se ha dado gran relieve a los sucesos y se aprecia como un gran triunfo.

“Actuando como lo hiciste el 29, la revolución chilena saldrá victoriosa de cualquier prueba por dura que sea.

Te reitero que los cubanos estamos a tu lado y que puedes contar con tus fieles amigos de siempre.”

El 29 de julio de 1973 le envío la última carta:

“Querido Salvador:

“Con el pretexto de discutir contigo cuestiones referentes a la reunión de países no alineados, Carlos y Piñeiro realizan un viaje a esa. El objetivo real es informarse contigo sobre la situación y ofrecerte como siempre nuestra disposición a cooperar frente a las dificultades y peligros que obstaculizan y amenazan el proceso. La estancia de ellos será muy breve por cuanto tienen aquí muchas obligaciones pendientes y, no sin sacrificio de sus trabajos, decidimos que hicieran el viaje.

“Veo que están ahora en la delicada cuestión del diálogo con la D.C. en medio de acontecimientos graves como el brutal asesinato de tu edecán naval y la nueva huelga de los dueños de camiones.

Imagino por ello la gran tensión existente y tus deseos de ganar tiempo, mejorar la correlación de fuerzas para caso de que estalle la lucha y, de ser posible, hallar un cauce que permita seguir adelante el proceso revolucionario sin contienda civil, a la vez que salvar tu responsabilidad histórica por lo que pueda ocurrir.

Estos son propósitos loables. Pero en caso de que la otra parte, cuyas intenciones reales no estamos en condiciones de valorar desde aquí, se empeñase en una política pérfida e irresponsable exigiendo un precio imposible de pagar por la Unidad Popular y la Revolución, lo cual es, incluso, bastante probable, no olvides por un segundo la formidable fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico que te ha brindado en todos los momentos difíciles; ella puede, a tu llamado ante la Revolución en peligro, paralizar a los golpistas, mantener la adhesión de los vacilantes, imponer sus condiciones y decidir de una vez, si es preciso, el destino de Chile.

El enemigo debe saber que está apercibida y lista para entrar en acción. Su fuerza y su combatividad pueden inclinar la balanza en la capital a tu favor aun cuando otras circunstancias sean desfavorables.

“Tu decisión de defender el proceso con firmeza y con honor hasta el precio de tu propia vida, que todos te saben capaz de cumplir, arrastrarán a tu lado a todas las fuerzas capaces de combatir y a todos los hombres y mujeres dignos de Chile. Tu valor, tu serenidad y tu audacia en esta hora histórica de tu patria y, sobre todo, tu jefatura firme, resuelta y heroicamente ejercida, constituyen la clave de la situación.

“Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos.

“Te reitero el cariño y la ilimitada confianza de nuestro pueblo.”

Esto lo escribí mes y medio antes del golpe. Los emisarios eran Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro.

Pinochet había conversado con Carlos Rafael. Le había simulado una lealtad y firmeza similares a las del general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejército durante parte del gobierno de la Unidad Popular, un militar digno al que la oligarquía y el imperialismo pusieron en total crisis, que lo obligó a renunciar al mando, y fue más tarde asesinado en Argentina por los esbirros de la DINA, después del golpe fascista de 1973.

Yo desconfiaba de Pinochet desde que leí los libros de geopolítica que me obsequió durante mi visita a Chile y observé su estilo, sus declaraciones y los métodos que como Jefe del Ejército aplicaba cuando las provocaciones de la derecha obligaban al presidente Allende a decretar el estado de sitio en Santiago de Chile. Recordaba lo que advirtió Marx en el 18 Brumario.

Muchos jefes militares del ejército en las regiones y sus estados mayores querían conversar conmigo dondequiera que llegaba, y mostraron notable interés por los temas de nuestra guerra de liberación y las experiencias de la Crisis de Octubre de 1962. Las reuniones duraban horas en las madrugadas, que era el único tiempo libre para mí.

Yo accedía por ayudar a Allende, inculcándoles la idea de que el socialismo no era enemigo de los institutos armados. Pinochet, como jefe militar, no fue una excepción. Allende consideraba útiles estos encuentros.

El 11 de septiembre de 1973 muere heroicamente defendiendo el Palacio de La Moneda. Combatió como un león hasta el último aliento.

Los revolucionarios que resistieron allí la embestida fascista contaron cosas fabulosas sobre los momentos finales. Las versiones no siempre coincidían, porque luchaban desde diferentes puntos de Palacio. Además, algunos de sus más cercanos colaboradores murieron, o fueron asesinados después del duro y desigual combate.

La diferencia de los testimonios consistía en que unos afirmaban que los últimos disparos los hizo contra sí mismo para no caer prisionero, y otros que su muerte sobrevino por fuego enemigo. El Palacio ardía atacado por tanques y aviones para consumar un golpe que consideraban trámite fácil y sin resistencia. No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir el deber. En nuestras guerras de independencia hubo más de un ejemplo de combatientes ilustres que, cuando ya no había defensa posible, se privaron de la vida antes de caer prisioneros.

Hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo han escrito. No es el objetivo de estas líneas.

Hoy se cumple un siglo de su nacimiento. Su ejemplo perdurará.

Fidel Castro Ruz, Junio 26 de 2008

(*) tomado de Viejoblues.com

 

OCHENTA veces CHE

OCHENTA veces CHE

En el 80 aniversario de su nacimiento, se inauguró en Argentina, en la ciudad de Rosario, la escultura de Ernesto Che Guevara. Su creador, el artista Andrés Zerneri, contó lo maravilloso que resultó iniciar un camino, donde la gente fue protagonista excluyente, ya que para realizar la obra debían donar una llave de bronce. Se necesitaron 75.000 llaves para levantar esta figura de 4 metros de alto y 3 toneladas de peso.

 

Miles de trabajadores, militantes y gente de los barrios convergieron en el acto que contó entre sus oradores a Aleida, una de las hijas del Che, quien hizo hincapié en no perder de vista donde está el enemigo, en un continente convulsionado por los procesos que se viven en Bolivia, Cuba y Venezuela. También se refirió al conflicto agrario argentino denunciando la aberración que le produce saber que el día anterior los productores rurales habían tirado a la ruta 4 millones de litros de leche. Esa fue la única mención al conflicto, porque aunque se referenció como integrante de esta Patria Grande llamada Latinoamerica, no quiso involucrarse directamente en la política interna argentina.

 

También dijo lo suyo el general Rogelio Acevedo González, compañero de lucha del Che, quien reivindicó su presencia internacionalista y solidaria. Y puso como ejemplo de su enseñanza a los 30.000 trabajadores cubanos que actualmente cumplen labores en más de 70 países. En los tres discursos se hizo mención especial a los 5 patriotas cubanos presos desde hace nueve años en las cárceles del Imperio, para los cuales se pidió su inmediata liberación, lo que motivó un cerrado aplauso de los presentes.

 

Cabe destacar que durante el día sábado se produjeron cortes de rutas en los accesos a la ciudad de Rosario, y escasea el combustible por un paro de transportistas lo que afectó de manera considerable a que hubiera una mayor concurrencia.

 

El acto culminó cuando Daniel Viglieti y Vicente Feliú deleitaron a la concurrencia con ese himno titulado “Hasta Siempre Comandante”.

 

El 80 cumpleaños del Che

El 80 cumpleaños del Che

 

Por Frei Betto (*)

 

 

El 14 de junio Che Guevara cumpliría ochenta años. Su militancia entre nosotros terminó a los treinta y nueve.

Pero no consiguieron matarlo. Hoy está más vivo que en sus cuatro décadas de existencia real. Además, son raros los revolucionarios que como Mao y el propio Fidel, envejecen. Muchos derramaron temprano su sangre para contribuir al proyecto de un mundo de libertad, justicia y paz: Jesús, con 33 años; Martí, 42; Sandino, 38; Zapata, 39; Farabundo Martí, 38; solo para citar unos pocos ejemplos.

El enemigo se debe arrancar los cabellos al constatar que, hoy, Che se encuentra más presente que en la época en que ellos creían poder asesinar las ideas. Intentaron todo para condenarlo al olvido; cortaron su cuerpo y escondieron sus miembros en diferentes lugares; inventaron sobre él toda suerte de mentiras; prohibieron que su literatura circulase en muchos países. Fénix obstinada, Che revive en fotos, música, espectáculos teatrales, filmes, poemas, novelas, esculturas y textos académicos. Hasta una cerveza bautizaron con su nombre, la Unique Garden, la imagen de su rostro conforme la famosa foto de Korda, ocupa el centro de las salas de las viviendas.

Al constatar que las cadenas no aprisionan los símbolos, ni las balas matan los ejemplos, inventaron falsas biografías para intentar difamarlo. En vano. Hasta en los juegos de fútbol los aficionados levantan pancartas con su rostro. Y vean que no se gasta un centavo en esa propagación de su imagen. Ella sola tiene importancia por reflejar las ideas que hicieron de él un revolucionario. Nada de eso es fruto del marketing. Son gestos espontáneos de quienes quieren enfatizar que la utopía permanece viva.

Hoy, al resumir el legado del Che y celebrar sus ochenta años nos exige mantener el corazón y los ojos vueltos hacia la preocupante situación de nuestro planeta, donde impera la hegemonía del neoliberalismo. Multitudes, sobre todo jóvenes, son atraídas al individualismo y no al espíritu comunitario; a la competitividad y no a la solidaridad; a la ambición desmedida y no a la lucha en pro de la erradicación de la miseria.

Se habla tanto del fracaso del socialismo en el Este europeo y casi nunca del fracaso inevitable del capitalismo para los dos tercios de la humanidad, de los cuatro billones de personas que viven por debajo de la línea de pobreza.

Nos angustia también la degradación ambiental. Si los líderes mundiales hubiesen oído el alerta de Fidel en la Cumbre del 92 en Río de Janeiro quizás la devastación no hubiese llegado al extremo de provocar frecuentes tsunamis, tornados, tifones y huracanes jamás vistos, sin hablar del calentamiento global, del deshielo de los casquetes polares y la desertificación de los bosques. La devastación de la Amazonía es alarmante.

El barril de petróleo, que cuesta diez dólares en la boca del pozo, ya cuesta más de ciento veinte dólares en el mercado. Es triste constatar que grandes áreas agrícolas para la alimentación son reservadas para la producción de etanol destinado a nutrir los 800 millones de vehículos automotores que circulan en todo el planeta y no a los 824 millones de bocas hambrientas amenazadas por la muerte precoz. Frente a ese mundo en que la especulación financiera suplantó la producción de bienes y servicios, en que la bolsa de valores sirve de termómetro de la supuesta felicidad del hombre, ¿qué hacer?

Bolívar debe estar feliz con la primavera democrática en América del Sur. Después de los ciclos de dictaduras militares y gobiernos neoliberales, ahora el pueblo elige gobiernos que rechazan el ALCA, aprueban el ALBA y refuerzan el MERCOSUR y repudian la invasión de Iraq y el bloqueo a Cuba por parte del gobierno de Estados Unidos.

¿Cuál es la mejor manera de conmemorar los ochenta años del Che? Creo que el mejor regalo sería ver a las nuevas generaciones creyendo y luchando por otro mundo posible, donde la solidaridad sea hábito, no virtud; la práctica de la justicia una exigencia ética; el socialismo el nombre político del amor.

¡Construir un mundo sin degradación ambiental, hambre y desigualdad social!

En vísperas del aniversario 50 de la Revolución cubana, todos debemos encararla cada vez más, no como un hecho del pasado y sí como un proyecto de futuro.

(*) Tomado de http://www.desdeabajo.org.mx/