OCHENTA veces CHE
En el 80 aniversario de su nacimiento, se inauguró en Argentina, en la ciudad de Rosario, la escultura de Ernesto Che Guevara. Su creador, el artista Andrés Zerneri, contó lo maravilloso que resultó iniciar un camino, donde la gente fue protagonista excluyente, ya que para realizar la obra debían donar una llave de bronce. Se necesitaron 75.000 llaves para levantar esta figura de 4 metros de alto y 3 toneladas de peso. Miles de trabajadores, militantes y gente de los barrios convergieron en el acto que contó entre sus oradores a Aleida, una de las hijas del Che, quien hizo hincapié en no perder de vista donde está el enemigo, en un continente convulsionado por los procesos que se viven en Bolivia, Cuba y Venezuela. También se refirió al conflicto agrario argentino denunciando la aberración que le produce saber que el día anterior los productores rurales habían tirado a la ruta 4 millones de litros de leche. Esa fue la única mención al conflicto, porque aunque se referenció como integrante de esta Patria Grande llamada Latinoamerica, no quiso involucrarse directamente en la política interna argentina. También dijo lo suyo el general Rogelio Acevedo González, compañero de lucha del Che, quien reivindicó su presencia internacionalista y solidaria. Y puso como ejemplo de su enseñanza a los 30.000 trabajadores cubanos que actualmente cumplen labores en más de 70 países. En los tres discursos se hizo mención especial a los 5 patriotas cubanos presos desde hace nueve años en las cárceles del Imperio, para los cuales se pidió su inmediata liberación, lo que motivó un cerrado aplauso de los presentes. Cabe destacar que durante el día sábado se produjeron cortes de rutas en los accesos a la ciudad de Rosario, y escasea el combustible por un paro de transportistas lo que afectó de manera considerable a que hubiera una mayor concurrencia. El acto culminó cuando Daniel Viglieti y Vicente Feliú deleitaron a la concurrencia con ese himno titulado “Hasta Siempre Comandante”.
3 comentarios
Mirta -
Hasta siempre
(Carlos Puebla)
Aprendimos a quererte
desde la histórica altura
donde el sol de tu bravura
le puso un cerco a la muerte.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Tu mano gloriosa y fuerte
sobre la historia dispara
cuando todo Santa Clara
se despierta para verte.
Vienes quemando la brisa
con soles de primavera
para plantar la bandera
con la luz de tu sonrisa.
Tu amor revolucionario
te conduce a nueva empresa
donde esperan la firmeza
de tu brazo libertario.
Seguiremos adelante
como junto a ti seguimos
y con Fidel te decimos:
hasta siempre Comandante.
(1965)
cacho -
Una imagen extraordinaria nos sacudió hace algunos días, mientras
navegábamos por la red: la monumental estatua del Che, con el Obelisco
porteño a sus espaldas. Fue en el trayecto hacia su Rosario natal, donde el
monumento fundido con el aporte de miles de personas que enviaron llaves y
otros objetos de metal, sería emplazado para celebrar el aniversario 80 de
su nacimiento y, sobre todo, para reparar una injusticia histórica: el
anatema o la desatención de la Argentina oficial.
Sin duda "la querida presencia" del Comandante Ernesto Guevara, habita en el
corazón de varias generaciones de militantes populares desde el mismo
momento en que se conoció su contribución decisiva al triunfo de la
Revolución Cubana, pero el país de nacimiento, el que dio origen a las tres
letras de su apodo universal, estaba en deuda con uno de sus hijos más
ilustres.
La generación de los 30 mil desaparecidos, la más noble y generosa de la
historia argentina, la que se comprometió hasta dar la vida en defensa de
los humillados y ofendidos, nació a la militancia movilizada por el ejemplo
del Che. Más allá de siglas e identidades políticas, la generación del 70
fue guevarista en sus principios y en su conducta. Y gracias a esa
conciencia guevarista, fue la primera generación política que enriqueció la
lucha por la liberación nacional, integrándola a la lucha por la liberación
latinoamericana.
En inevitable paralelo, los dueños del país y sus sicarios uniformados,
intentaron sepultar su memoria y reprimieron duramente a los propios
familiares de Guevara y a sus miles de seguidores. Por temor, por
ignorancia, por oportunismo o por sectarismo, algunos sectores políticos les
hicieron el juego; no fuera a ser que los considerasen "subversivos".
También hubo quien conspiró desde el mundo de la cultura, para escamotear la
esencia revolucionaria de la parábola del Che, presentándolo como un
"idealista" ajeno a la circunstancia histórica real, como un "romántico
incurable" predestinado para la derrota y el martirologio. El sistema quiso
anularlo también desde el elogio de doble filo o la conversión en un ícono
mercantilizado, asimilable a la sopa de tomate de Andy Warhol.
Más allá de la estatua y su victorioso peregrinaje a Rosario, es indudable
que perdieron la batalla de ideas.
No es casual que este demorado homenaje al Comandante Guevara se produzca en
este momento. En una etapa signada por la recuperación de la memoria
histórica y renovadas victorias para alcanzar - después de tantos años de
impunidad- la verdad y la justicia que se merecen los 30 mil desaparecidos.
Tampoco es casual que este reconocimiento tenga lugar en una circunstancia
latinoamericana excepcional, en la que los pueblos rechazan el modelo
neoliberal y eligen nuevos gobiernos comprometidos con el viejo anhelo de la
Patria Grande. Aunque las dificultades siguen siendo enormes y el proyecto
bolivariano, que el Che encarnó como ninguno, continúa sometido a graves
asechanzas, hay razones para celebrar este triunfo de la memoria histórica.
SARCO -
Y ES CIERTO, MUCHOS NO PUDIMOS IR; PERO ESTUVIMOS ALLI! EN ESPÍRITU, EN ALMA, EN LUCHA.
Un abrazo a todos los que fueron, ya son parte de la historia.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!